"Lo Que Pudo Haber Sido… y No Fue"
El mensaje a la Nación que por mandato constitucional pronuncia el Presidente ante el Congreso cada aniversario patrio, debe contener la definición del rumbo que debe seguir el país de cara al futuro, su ratificación (si ya se hubiera señalado) o su rectificación en función de la realidad que es dinámica.
Esto que es tan valioso, estuvo ausente en el discurso del presidente Humala el último 28 de julio. Como ya lo hemos afirmado, el mensaje presidencial tuvo el nivel de un primer ministro recién juramentado. Contuvo cifras sectoriales harto conocidas y no por repetirlas, fueron más efectivas.
Como el mensaje no se agota en los titulares momentáneos de la prensa, en los vítores de una portátil pagada ni en el comentario acre de sus detractores, es que creemos que el debate sobre este importante acontecimiento debe continuar con serenidad, alejada de las pasiones y la adulonería.
Sucumbiendo ante la inmediatez
Decíamos que no tuvo el nivel que debió tener: el de un Jefe de Estado. Por lo tanto no debió sucumbir a la inmediatez ni el complejo fundacional. Tuvo que reafirmarse en la necesidad de tener políticas continuas. Y para ello, partir por respetar escrupulosamente dos principios contenidos en la Constitución: la democracia como sistema político, la misma que se organiza según el principio de la separación de poderes, y lo segundo: la economía social de mercado, como modelo económico.
Sobre esta base inconmovible, la misma que ya ha demostrado sus bondades, señalar el rumbo que debe seguir el país. Tarea que no es posible, si no se tiene visión de futuro. Si se adolece de un proyecto nacional de largo plazo, o lo que se ha convenido en denominar un plan nacional de desarrollo. ¿Cómo podemos saber a donde ir? Lamentablemente el CEPLAN está pintado en la pared. Después de varios años aún no ha terminado de definir el plan, y el que se difundió, no lo conoce nadie o conociéndolo, nadie le presta la menor atención.
Esta es la razón principal por la que el país carece de rumbo. Carencia a la que habría que sumar, la lucha interna que libra el presidente Humala entre su "Gran Transformación" y la "Hoja de Ruta". Documentos de poca validez. El primero por arcaico y el segundo por vago y genérico.
Sorda disputa
De esta indefinición deviene la falta de liderazgo. Dice Donald G. Krause ("El Camino del Líder") que "quien más sabe donde ir, es el líder". Y eso es lo que nos falta. Carencia a la que habría que agregar, que se nota que hay una disputa sorda por ese liderazgo. El presidente Humala y la Sra. Heredia, se están confrontando el derecho de mandar y de decidir, pero ambos sin saber hacía donde ir.
Robert Dilts ("Liderazgo creativo") dice que un buen líder es capaz de convocar a las mentes más lúcidas a su alrededor. Y como sabemos, lo que opaca completamente la lucidez, es la adulonería. Lamentablemente, un coro de genuflexos rodea al Presidente. Desde el Congreso, sus áulicos no pronuncian ninguna crítica, porque es un pecado en los oídos del César. Majestuoso señor, que según ellos, nunca se equívoca.
El verdadero líder hace valer sus ideas por el valor de las mismas, no por haber pisoteado las de los demás. Para mal del país, esto último es lo que viene sucediendo: el Presidente está invalidando las críticas a su Gobierno, atacando a los autores de las mismas. Y en esa equivocada dialéctica, se está consumiendo en el fuego de sus pasiones junto con sus adversarios. Ha revivido los enconos poniendo en grave riesgo la unidad nacional, fundamento del clima de inversiones, que es el que los atrae, más que las palabras o los buenos deseos.
Diversificar nuestra producción
Todos estamos de acuerdo en que el país vive uno de sus mejores momentos económicos. Pero como el comportamiento de estos procesos no es uniforme (si no léase a Engels o Kondratiev), se hace necesario darle más continuidad a este ciclo de crecimiento, antes que inexorablemente llegue el de perigeo. Eso significa tener claro que debemos variar nuestro modelo primario exportador. Y tal como aconsejaron Porter y Fukuyama, diversificar nuestra producción, para darle sostenibilidad a este proceso del que disfrutamos. Pero paralelamente, debemos someter al Estado a una profunda reforma. Pues como está organizado ya no es una ayuda sino un obstáculo para convertir el crecimiento en desarrollo.
En suma, el mensaje a la Nación, debió haber contenido las siguientes definiciones de Estado: rumbo, liderazgo, unidad nacional y sostenibilidad del crecimiento. Lamentablemente… así no fue.
Estas indefiniciones nos deben hacer comprender que nada cambiará. Todo seguirá como en los dos primeros años de gobierno del presidente Humala. Confusión, aislacionismo y falta de visión de futuro. Más "piloto automático", con el agravante que el impulso inicial ya se está agotando.
Políticas de Estado
Gobernar es ejercer el poder que el pueblo le ha conferido al gobernante. Gobernabilidad es sinónimo de hacerlo bien. Y esto último es lo que estamos dispuestos a exigir. El Banco Mundial ("Gobernabilidad y Desarrollo") define la Gobernabilidad "como la manera en la que se ejerce el poder en lo tocante a la administración de los recursos sociales y económicos de un país en aras de su desarrollo". Y para que ella sea útil, se requiere que ese ejercicio deba ser eficiente, eficaz y legítimo. Condiciones que se alcanzan en función de objetivos, los mismos que requieren políticas de Estado.
Esto es lo segundo que debió contener el Mensaje a la Nación: Políticas Continuas que permitan conseguir objetivos. El primero de ellos es garantizar la seguridad ciudadana, clamor que, con todo derecho, ha planteado la población y se lo reclama a quien tiene la responsabilidad constitucional de garantizarla. Política que debió comenzar por definir quien es el líder en esta lucha. Para luego delinear las causas del problema y como enfrentar cada una de ellas. Obviamente, comprar más patrulleros inteligentes es una compra poco valiosa, si no son inteligentes los que tienen que planear el uso de los mismos.
Insistimos que este problema no será resuelto, sin el compromiso consciente de la población. Y ello no será posible, con una institución policial que cada día esta más lejos de ella. Tampoco lo será si el Poder Judicial no se involucra también en esta lucha y la sociedad en su conjunto, no deja de ser escuela del delito, para convertirse en escuela de valores. Mientras ella siga pariendo a sus propios ejecutores, ningún Plan Bratton tendrá eficacia. Estas son algunas políticas de Estado que sobre Seguridad Ciudadana se debieron escuchar.
Mitigando efectos
No sé si aún no ha llegado al Gobierno, lo que todos conocemos: el Banco Mundial y diversos analistas, dicen que los programas sociales no solucionan la pobreza, solo sirven para mitigar sus efectos. La solución es crear oportunidades de trabajo. Oportunidades que impactaron a Alexis de Tocqueville, cuando llegó a los EEUU enviado por el gobierno francés. Las políticas de Estado para generarlas en nuestro país, no nos la dijo el presidente Humala, y mientras carezcamos de ellas, lo más probable es que nuestros esfuerzos en la lucha contra la pobreza sean poco efectivos.
El presidente Humala sustenta su aprobación solo en el asistencialismo. Viejo truco del que se valen los políticos tradicionales para generar aplausos, pero no para construir una Nación próspera.
Educar (del latín educare) es un proceso de trasmisión de conocimientos y valores en el que está comprometida toda la sociedad, en particular los hogares, Habiéndose convertido en un servicio al que está obligado a brindar el Estado, se espera que este sea de calidad. Y siendo multisectorial, es obvio que dar una ley magisterial (que encima se cumple a medias) no es, ni mucho menos, el camino para elevar el nivel del servicio. Se hace necesaria una nueva Ley General de Educación, concepción general y sistémica de todo el proceso educativo. Desoyendo a Descartes, se ha comenzado por intentar modificar las partes, sin haber actualizado antes, la visión del conjunto. Esto también estuvo ausente. ¿Cómo se piensa trasformar el país, sin trasformar la educación? No se trata de superar los deficientes índices de evaluación internacional de nuestros educandos, sino de alcanzar (en el largo plazo) el ciudadano que el país requiere. Elucubración muy lejana, en un mensaje adjetivo.
"Sin conocimiento no hay desarrollo"
Un grupo de científicos, investigadores, académicos, empresarios y profesionales constituyeron hace poco el Foro por la CTI (Ciencia, Tecnología e Innovación); el mismo que ha expresado con acertado criterio que "sin conocimiento no hay desarrollo", y que para que nuestro crecimiento económico sea sostenible necesita de la creatividad, la investigación científica y el desarrollo tecnológico (L + D). Sin embargo, la UNESCO nos muestra la poca importancia que nuestro país le da a este crucial tema. La inversión en (L + D) como % del PBI, es una de las más bajas del mundo. Solo se destina el 0.1%. Israel lo hace con el 4.7%, Corea del Sur el 3.5%, Brasil 1.1% y Chile el 0.7%. ¿Con estas condiciones educativas y de investigación, se puede emprender el proceso de industrialización, que expresó como deseo (sin diseñar ninguna política de Estado) el presidente Humala? Esto también estuvo ausente y, a pesar de esta ausencia, recibió los estruendosos aplausos de su bancada y la "portátil" que contrató para satisfacer su ego. Una oportunidad perdida.
El cáncer de la corrupción, como toda enfermedad, se combate con medidas preventivas y luego represivas. La ley de la muerte civil, es solo un disparo a las tribunas para arrancar aplausos. Tiene cierto valor, pero no el que le quieren dar los áulicos del Gobierno. Ni siquiera la pena de muerte ha logrado disuadir a los criminales.
Esto también estuvo ausente
Una medida efectiva y relativamente fácil, es la trasparencia, como dice el Banco Mundial. Y, a eso, es a lo que se comprometieron todos los partidos políticos y representantes de la sociedad civil en el foro del Acuerdo Nacional. Compromiso que obviamente (conociendo la trayectoria de la clase política) no se iba a cumplir. Como así fue. Es muy difícil (aunque no imposible) que todos los actos, decisiones y negocios del Estado, sean accesibles sin trabas de ningún tipo, al escrutinio ciudadano. ¿Por qué no podemos saber cuánto gana realmente un Ministro, un Congresista o cualquier funcionario publico? ¿Por qué nadie nos ha dado cuenta (como debe ser su obligación) de los nombres de los asesores del Presidente y cuanto ganan? ¿Por qué no se publican las razones por las cuales se contratan los asesores en el Congreso? ¿Cuánto gasta la Primera Dama en el despacho ilegal que tiene? ¿Por qué se incrementan, más allá de lo legalmente permitido, los presupuestos de ejecución de muchas obras públicas? En fin, serían innumerables las preguntas sin respuesta. Y como la corrupción campea cuando hay impunidad o los castigos son infrecuentes, habría que responsabilizar al Poder Judicial por ambas deficiencias, las que no podrá superar si no es sometido a una profunda reforma. ¿Cuándo se animarán o tendrán el coraje de hacerla? Esto también estuvo ausente. Esto es lo que pudo haber sido y no fue.
Pagando un alto precio
Gobernar es una ciencia y es un arte que necesita conocimientos (como para desempeñar cualquier tarea), siendo esta mucho más complicada. No se puede ejercer el poder inspirado solamente en el sentido común. Estamos pagando un alto precio por el aprendizaje en que está (por admisión propia) el presidente Humala con el agravante que la Primera Dama se cree más capacitada (o así se la han hecho creer voces interesadas). Esta doble confusión está comprometiendo el futuro del país.
No nos sumamos al coro de criticones, menos al de los adulones, es por eso que, con serenidad nos hemos referido solo a los principales temas de Estado que se obvió, y a las principales políticas de Estado que también estuvieron ausentes. Y como estamos convencidos que estas omisiones seguirán marcando el camino que nos toca recorrer, hemos querido contribuir a rectificarlas.
Y mientras esto no suceda, seguiremos agotando las esperanzas de no desperdiciar la oportunidad histórica que la vida nos ha deparado. La marea alta que hizo elevar todos los barcos, bajará inexorablemente. Quien no lo cree así, ha hecho lo que hizo Stalin: fusilar a Kondratiev por decirle que en algún momento la economía soviética, también entraría en crisis. Como así sucedió.
George Friedman, fundador del influyente boletín geopolítico "Straford", publicó un artículo que nos debe poner en alerta: "El fin del milagro económico chino". Este país tendrá serias dificultades para que funcione el nuevo plan económico de pasar de una economía exportadora a una basada en el consumo interno.
Situación brillantemente analizada por Andrés Oppenheimer en un artículo publicado en el diario El País de España: "¿El fin de la chino dependencia latinoamericana?". Ojalá todos tengamos la sensatez de estar alertas y prepararnos ante esta evidente situación. Y el presidente Humala debiera abrir más los ojos y los oídos. Esa es mi opinión.