OBSERVANDO EL PANORAMA
Por: Marco Antonio Arrunátegui Cevallos / Analista Político
Que Bolivia vuelva a la vecindad del Mundo
Pero no al estilo de Galtieri
La Batalla del Alto de la Alianza, librada el 26 de Mayo de 1880, enfrentó los ejércitos aliados de Perú y Bolivia contra el ejército de Chile.
Durante ella se puso en evidencia la crueldad y perfidia de la soldadesca chilena, al ultimar a indefensos heridos mediante el "repase". La derrota marcó el retiro de Bolivia de esta infausta guerra, ya que el General Campero y sus tropas se recogieron, dejando a nuestro nuestro país a su suerte.
Sin embargo, esta retirada no significó el cese de hostilidades entre Bolivia y Chile, razón por la cual este país (apelando a su secular comportamiento histórico)obligó a Bolivia, bajo amenaza, a firmar un Pacto de Tregua, el 4 de Abril de 1884, en cuya cláusula 2ª le impuso: "continuar administrando los territorios comprendidos entre el paralelo veintitrés y la desembocadura del río Loa". Antesala del despojo territorial a Bolivia.
Este pacto fue firmado en Valparaíso entre dos plenipotenciarios del Altiplano y el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile; siendo aprobado por el Congreso Nacional de Sucre, el 19 de septiembre de ese mismo año, y promulgado por el Presidente Constitucional Gregorio Pacheco un día después; actos que le dieron absoluta validez jurídica.
Ambición Chilena
Sin embargo Chile quería más. Dado que el Pacto de Tregua (1884) entregaba sólo en administración temporal parte del litoral boliviano, entre los paralelos 23 y 24, cabía la posibilidad (y Bolivia guardaba la esperanza) que un posterior convenio definitivo de Paz, devolviera esos territorios a la soberanía altiplánica. Craso error.
Nuestro infraterno vecino había decidido desde 1842 (intervalo en que se descubre el salitre y el guano como fuentes de riqueza natural) apoderarse por la razón o la fuerza de los territorios bolivianos y peruanos que los albergaban.
Brutal amenaza
Abraham Koening, enviado diplomático de Chile a Bolivia, fue el portador de la nueva brutal amenaza contra este país. En un texto intimidatorio, le hizo saber al gobierno altiplánico, que deseaba convertir el Pacto de Tregua de 1884 en Tratado de Paz. Mediante este instrumento se obligaba que Bolivia entregara su litoral a perpetuidad; derecho (que según Chile) "nace de la victoria, ley suprema de las naciones". De negarse, este país iniciaría operaciones militares en el territorio altiplánico, desde la frontera hasta la capital.
Inerme, con unas fuerzas armadas casi inexistentes y sumido en continuas crisis políticas internas, el Partido Liberal, bajo la presidencia del General Ismael Montes, se avino a celebrar el Tratado de Paz, Amistad (?) y Comercio entre ambas naciones, el 20 de Octubre de 1904; el mismo que pese a una férrea oposición, fue ratificado en el Congreso al año siguiente. Acto mediante el cual éste adquirió también plena validez jurídica.
Bolivia cedió su litoral a perpetuidad, a cambio del ferrocarril Arica-La Paz que Chile se comprometió en asumir su costo y la entrega de 300 mil libras esterlinas.
Límites definitivos
Este tratado fijó los límites definitivos entre ambos países y estableció el arbitraje (en caso de controversias) del Emperador de Alemania. Es decir, el mismo que se anexó por la fuerza los territorios de Alsacia y Lorena. El litoral es rico, dijo Chile y vale muchos millones, por eso lo guardamos: "si nada valiera no habría interés en su conservación".
Terminada la guerra, decía el enviado Koenig, "la nación vencedora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados" (¿porqué tendría que hacerlo Bolivia si quien inició la guerra fue Chile?). Bolivia fue vencida, no tenía con que pagar y entregó su litoral; fue una entrega absoluta, incondicional, perpetua. En consecuencia: "Chile no debe nada, no está obligado a nada, mucho menos a la cesión de una zona de terreno y de un puerto", terminó diciendo.
Hechos consumados
Estos son los hechos consumados. Sin embargo la vida suele dar a los hombres una oportunidad para redimirse y otra a los Estados para reinvindicarse; aunque seguramente los "repasados" del Alto de la Alianza lo que estén clamando sea venganza.
Para redimirse: se les exige a los hombres arrepentimiento y fe, y a los Estados: sagacidad para definir el cómo, cuándo y con qué medios alcanzar sus fines.
General Leopoldo Galtieri
Pasando por alto estos apotegmas estratégicos, el general Leopoldo Galtieri, decidió el 2 de Abril de 1982, iniciar la recuperación (ajustada a derecho histórico) de las islas Malvinas; sólo que la decisión obedeció a razones de política interna, más que a la necesidad de recuperar la soberanía sobre las islas. La Junta Militar había llegado a su punto de agotamiento. Un generalizado descontento social hacía tambalear el régimen. Una inflación de 90% avivaba las llamas en las calles.
La pobreza se había incrementado en forma alarmante y el endeudamiento externo había sufrido un abrupto incremento. En suma, era el peor momento para iniciar la guerra.
Pensando en distraer la atención y avivar patriotismos unionistas, quienes la decidieron desoyeron los consejos de la historia. Ninguna aventura bélica con estos antecedentes ha tenido éxito. No es necesario recordar los resultados. Argentina no solo perdió la guerra, sino que la Junta Militar tuvo que abandonar el poder, sumida en el más ignominioso desprestigio.
Evo Morales
Por otros motivos, y en diferentes circunstancias, el presidente Evo Morales viene enfrentando una violenta protesta; los conflictos sociales se han incrementado y la Central Obrera Boliviana (COB), poderoso gremio antes aliado del presidente, se ha plegado a las protestas exigiendo un incremento de sueldos mayor al 10%, exigencia casi imposible de conceder en una economía (que pese a su crecimiento del orden del 4%) no tiene los recursos para tal fin. De allí que esta situación de crisis interna tienda a agudizarse. Es en este contexto que el presidente Morales ha endurecido su posición reivindicativa contra Chile, amenazándo incluso, con recurrir a la Corte Internacional de La Haya para conseguir una salida soberana al Océano Pacífico.
Al respecto, el analista Mirko Lauer dijo que "la respuesta de Morales a la fecha ha sido política: ha sacado el tema de la salida al mar del cajón donde lo había colocado. La idea es que esto podría avivar las llamas del resentimiento nacionalista y reducir el impacto de la protesta social". Fórmula parecida a la de Galtieri.
El camino menos correcto
Chile ha venido "meciendo" a Bolivia durante largos años, a través de conversaciones infructuosas, y esta persistente burla tenía que llegar a su fin. Solo que (al parecer), este no es el momento adecuado para concluirla, menos con los argumentos y propósitos expuestos por su Presidente.
Se hace, entonces, pertinente recordar lo que dijo Abraham Koenig, el enviado chileno a La Paz para amenazar a Bolivia y conseguir, mediante este procedimiento, la firma del Tratado de Paz de 1904. "Chile no le debe nada a Bolivia, no está obligado a nada, mucho menos a la cesión de una zona de terreno y de un puerto". ¿Por qué Razon, ese país tendría que cambiar de opinión voluntariamente? Lamentablemente para Bolivia este tratado tiene absoluta validez jurídica. Demandarlo entonces ante los Organismos Internacionales que tienen más bien el encargo mundial de hacerlos cumplir, pareciera ser el camino menos correcto.
Jurídicamente existen, pues, remotas posibilidades que Bolivia pueda conseguir sus objetivos. No debiera entonces el presidente Evo Morales, generar expectativas patrióticas en su país, menos si con ellas pretende (como el General Galtieri en Argentina) reducir el impacto de las protestas sociales. Los bajos índices de gobernabilidad no deben revertirse con discursos patrióticos, porque el resultado suele devorar a quien los alienta.
La fuerza de la energía
¿Cuál es entonces la vía sagaz que sugerimos? El uso de la fuerza. Pero no el de las Fuerzas Armadas, porque los poderes combatientes relativos son demasiado disímiles. Sugerimos el empleo de la fuerza de la energía.
Así como en el siglo XIX, Chile (que no tiene riquezas naturales, excepto el cobre que tampoco fue suyo), tuvo que apelar a todo su poder y potencial nacional, para apoderarse del guano y el salitre para sobrevivir; hoy necesita con urgencia energía para no colapsar. Y tiene la economía más vulnerable: esta "enganchada" al consumo del gas que los chilenos no tienen. Y los urge el tiempo. En menos de diez años deben solucionar su problema de abastecimiento. El alma de los "repasados" del Alto de la Alianza lo ha puesto en nuestras manos: Perú y Bolivia, tienen en exceso, lo que a ellos urgentemente les falta (incluida el agua).
El "anillo energético"
Gas o muerte, parece ser la frase que grafica con dramatismo, sus urgencias. El presidente Piñera, viene sosteniendo conversaciones con el Perú y Ecuador para concretar el "anillo energético" que pueda aliviar sus penurias, sabiendo que, a pesar de todo acuerdo, las llaves del gas estarán en nuestras manos.
Bolivia (en el más breve plazo) debiera adoptar una política de exploración, para incrementar su reserva de gas e iniciar nuevas conversaciones de acceso soberano al mar; poniendo sobre la mesa sus recursos (a los que podría añadir el agua). Esa es la fuerza que doblegará la soberbia de Chile, Y para incrementar su contundencia, condicionar en la venta de su gas a la Argentina, la prohibición de que esta le revenda a Chile un solo pie cúbico, sin su consentimiento.
Lazos energéticos
El Perú, otra víctima del hermano país-Caín, debiera estrechar sus lazos energéticos con Bolivia y enhebrar acuerdos comunes para su exploración, explotación y comercialización en el cono Sur.
La vida suele darnos la oportunidad de las reinvindicaciones. Para conseguirlas, es bueno caminar por el rumbo adecuado, emplear los medios más contundentes y preparar el momento oportuno. El peor de ellos, es el que se promueve para encubrir conflictos internos. El fantasma de Galtieri, esta rondando la Plaza Murillo (en La Paz); es hora de exorcizar a Morales.
Que la revisión de los tratado no se haga a través de los Organismos Internacionales, porque es un esfuerzo infructuoso. Que Chile sea doblegado por la fuerza del gas, fuerza que ha podido doblegar más de una vez a EE.U., obligándolo a emprender guerras costosas con dudosos resultados.
El instinto de supervivencia, es más fuerte que cualquier soberbia. Dicen los árabes que cuando uno tiene hambre, no importa la mano que te extienda el pan. Es cuestión de saber imponer la voluntad: fin último de la política según Clausewitz.