En el Perú, del 100% de empresas que existen, el 98% son pequeñas y microempresas. Solo el 2% de ese total lo constituyen las grandes empresas, ese privilegiado club de ricos que cada año a través de IPAE, organiza la Conferencia Anual de Ejecutivos en diferentes sedes del país pero siempre en lugares lujosos como no podía ser de otra manera.
Tenemos mentalidad positiva, por ello aplaudimos todos los esfuerzos por fortalecer toda clase de gremios y que estos se reúnan para plantearle al Gobierno sus inquietudes, deseos y necesidades haciendo demostración de fuerza, como es la velada intención que reúne a los ejecutivos de los grandes empresas en las CADE's que desde hace 53 años, se llevan a cabo en el país.
Con mayor rigor
Pero resulta que de este exclusivo club están excluidos el 98% de pequeños y microempresarios, esos que también invierten en el país y contribuyen decididamente con el PBI y, sufren tal vez, con mayor rigor los desaciertos de la macroeconomía y su vulnerabilidad financiera, ya que el 60% (por ser informales) no pueden acceder al mercado de capitales, sino a los usureros. Y dado que hasta hoy no pueden constituir un gremio cohesionado, único y fuerte, no tienen CADE y, por lo tanto, su voz es apenas audible en Palacio de Gobierno.
La CADE de los grandes, desde sus inicios, le planteó al Gobierno sucesivos requerimientos que según ellos, son necesarios para inducirlos a invertir y/o reinvertir en el país. Y cada uno de estos eventos fue identificado con una frase. La del año pasado tuvo que ver con el reto de hacer del país, uno del primer mundo. Deseo plausible pero irreal por el momento; el de este año, reitera la preocupación por el crecimiento económico, el mismo que en palabras de Pablo de la Flor, ha entrado en una "marcada ralentización".
¿Y el tema de la pobreza?
Lástima que este cónclave haya pasado por alto siempre, la necesidad de distribuir con más equidad los frutos del crecimiento económico. Si bien no es de incumbencia de las empresas este problema resulta extraño que no haya sido incluido en ninguna de sus agendas. Como tampoco se ha "agendado" el tema de la pobreza, ni el de la corrupción. Y es obvio que este último sea tabú, porque hay "ropa tendida". La corrupción, como dice el Banco Mundial, es un tema de dos vías: el que corrompe y el que se deja corromper.
En este marco histórico, cada cinco años son invitados a participar como "voluntarios rusos", los candidatos mejor ubicados en la campaña electoral. El propósito es el mismo: conseguir de ellos el compromiso que no harán nada dramático que los afecte, pues de hacerlo, estarían ahuyentando sus buenas voluntades de "seguir apostando por el país", como si de ellos exclusivamente dependiera el futuro económico de la nación o fueran los únicos que tienen los recursos para hacer girar las ruedas del molino.
"Populismo empresarial"
Y dado su manifiesto poder aparente, lo consiguen. Todos los candidatos pasan por el aro, y como dijo el presidente Humala, este cónclave cada cinco años sucumbe al "populismo empresarial". Nadie se atreve a decirles que los compromisos que ellos asumieron en todos las CADE's anteriores, ninguno se hizo realidad.
Se comprometieron colaborar con la educación, pues la identificaron como el motor del desarrollo (y estuvieron acertados) pero del dicho, no pasaron al hecho. En otro anterior se comprometieron a hacer realidad tangible la "Responsabilidad Social Empresarial"; otra fase y otra promesa que se la llevó el viento.
El 2014, el tema fue el compromiso de hacer del país, uno del primer mundo. Así como presionan al Gobierno para obtener dispositivos legales que los beneficien (mercantilismo le llaman a este esfuerzo), no hicieron nada por obligar a restituir la institucionalidad y la formalización del 60 % de pequeños y microempresarios que viven en la informalidad. Tal vez porque de esas MYPE's obtienen su mercado o esa informalidad de alguna forma les conviene.
"Las cinco patas de la mesa"
Pero lo cierto es que todos los países afrontan un gran obstáculo para el crecimiento teniendo una economía informal, como lo dice Raymond Barre ("El desarrollo económico"). Debemos terminar con la economía dual y para ello, ningún candidato ha dado pie con bola. Nosotros seguiremos insistiendo en los cinco incentivos eficaces que hemos denominado "las cinco patas de la mesa". Pero de ello nadie se ocupó y ninguna CADE lo ha puesto sobre la mesa. Es que a este exclusivo club le interesa crecer, prescindiendo de los beneficios del país.
Otro tema que este gremio omite tocar por no herir la susceptibilidad del Gobierno y perder sus favores mercantilistas, es el reclamo que debería hacerle para restituir y fortalecer la institucionalidad, la que viene siendo mellada por la pareja presidencial. Sin institucionalidad, como dijo Francis Fukuyama, seguiremos siendo país del Tercer Mundo.
Mercado cautivo
Pareciera que a este exclusivo club no le preocupa como debiera ser el crecimiento económico, sino la estabilidad de las reglas de juego con las que hasta hoy han salido gananciosos. El mercado peruano está cautivo en sus manos y satisfacerlos pasa por producir lo que producen (mal que bien) y si falta, otro sector de ellos, o tal vez los mismos los importan de China, único país del planeta que ha organizado sus fábricas de producción para satisfacer las necesidades de los pobres del mundo con artículos baratos con los que nadie puede competir, pero de pésima calidad. Los pobres no tienen alternativa: o el producto nacional o el producto chino, traídos por los miembros del mismo club.
Este grupo de empresarios no admite competencias del Estado, pues este no se prestará a la concertación de precios que urden para ganar más o regular la demanda. Allí está el ejemplo de La Pampilla. Hicieron retroceder a un timorato Presidente para no tener una empresa estatal de hidrocarburos, la misma que si tienen todos los países de la región, inclusive Chile que no tiene petróleo, con lo que demostraron el poder que tienen y lo maniatado que esta el gobierno en sus manos.
Cinco candidatos
Es en este contexto que citan (con carácter ineludible) a los cinco candidatos mejor posesionados para hacerles saber que "colaborarán" con ellos en cuanto no toquen sus intereses, ni se atrevan a variar la gran porción de la torta de la renta nacional que se llevan cada año. Y escucharlos decir monsergas "light" con olor a populismo.
ALEJANDRO TOLEDO, el más jocoso, ofreció el tren de la costa y poner énfasis en la agroindustria (cuyos productores estaban sentados en las mesas), hacer realidad el Proyecto Chinecas para lo mismo y elevar la calidad educativa, sin decir cómo. Una perogrullada.
KEIKO FUJIMORI, recordando la mano dura del Gobierno de su padre, prometió acabar con la inseguridad ciudadana, sin decir cómo. Prometió incrementar el crecimiento económico invirtiendo mucho más en infraestructura, como si este fuera el único factor de crecimiento y sostenibilidad. Pero fue un dulce mensaje al club que lo escuchaba, porque ellos ganarán las jugosas licitaciones. Dijo que sacará 10 000 policías a las calles para acabar con el terror, repitiendo la vieja y fracasada fórmula de otorgarle solo a la Policía que tenemos el problema de la inseguridad ciudadana. "Nosotros sí sabemos cómo hacerlo" afirmó, lo que no dijo que quien lo sabe es su padre, porque ella nunca ha gobernado y se ha subido a un Partido que no es suyo, sino del hoy preso, ex presidente Fujimori.
CESAR ACUÑA, fue el más impreparado y encima, hazmerreir. Prometió, al puro estilo demagógico, otorgar una pensión a los jubilados equivalente al sueldo mínimo vital. Lo que resulta no solo ridículo sino irresponsable. ¿Sabe este Señor que "tiene plata como cancha" de dónde saldrán estos recursos? ¿Piensa relevar a la ONP y a las AFP de su rol previsional? Tal vez su único acierto haya sido el impulso que le dará al CEPLAN, pero con un grave error: convertirlo en un organismo del Gobierno. Trasformarlo en Ministerio es la peor idea, porque el Ministro lo elegirá él. Que miedo.
ALAN GARCÍA, fue el más sensato y coherente. Dice el economista Erza Mishan ("Los costos del desarrollo económico") que tres deben ser los fines de la política: el desarrollo económico, una distribución más equitativa del producto nacional y una más adecuada asignación de nuestros recursos, pero para ello es menester creer en la política y eso es lo que acertadamente nos propuso. Se comprometió a hacernos crecer por lo menos 6% y él sabe que si los inversionistas privados son reticentes, se empeñará en la inversión pública para poner más plata en el bolsillo de la gente (receta keynesiana); invertirá por eso 644 millones de soles en pistas y veredas y 1500 millones en programas de agua potable. Y en decisión sui generis, hará llegar directamente a las comunidades bajo cuyas tierras están los minerales que hacen ricos a otros, una parte de esos recursos para que no sean convidados de piedra. Se comprometió a impulsar el procedimiento de obras por impuestos y hacer cumplir el TUPA para agilizar la burocracia.
PEDRO PABLO KUCZINSKY, se comprometió reducir la pobreza sin decir cómo, pues no se refirió a reimpulsar el crecimiento económico, y sin él, los recursos son escasos y la generación de empleo una ilusión. Se comprometió a dotar de agua potable a todos los centros urbanos, obviando que las inversiones del Estado también son el motor del crecimiento. Se comprometió a reforzar el Estado mediante una reforma, pero no dijo cómo hacerlo. Expresó que dará prioridad al tema de la educación. Todos lo han dicho, hasta Acuña, pero no esbozó ninguna idea de cómo iba a cumplir este deseo.
Empresarios excluidos
En suma, este privilegiado club de ricos se reunió como siempre, para hacer demostración de fuerza. Fueron excluidos el 98% de empresarios del país que también invierten, se arriesgan y producen en desventajosas condiciones y no tienen la fuerza para conseguir del gobierno los privilegios mercantilistas que obtienen el 2%.
Fue un escenario de consensos
Sí. Pero para que nada cambie, y para que la torta de la renta nacional se siga repartiendo de la forma inequitativa como ha venido sucediendo. Los candidatos no le reclamaron a los miembros de este club, los permanentes incumplimientos de sus compromisos, ni su falta de interés por formalizar el país. Total, ya consiguieron que ningún candidato sea el Humala de primera vuelta y han aplaudido a rabiar, la posibilidad que uno de sus representantes, el economista Carranza, pueda ocupar nuevamente la cartera de Economía y Finanzas; seguramente ya están barajando el nombre del nuevo titular del BCR o tal vez sugerirán la reelección de Velarde.
Este es el juego de la CADE
Una danza ritual de glamour y una bien organizada relación de invitados a quienes traen para decir lo que ellos quieren escuchar y lo que quieren que el Gobierno escuche. Todo bien afiatado para prescindir de los problemas del país. Total, a pesar de ellos el pedazo de la torta se sigue repartiendo de la misma forma.
A propósito, ¿por qué no se comprometieron a invertir en (I+D)? Porque la competitividad con el exterior no está dentro de sus planes, y mediante los TLC, solo siguen exportando materias primas, verduras y frutas, sin ningún valor agregado. ¡Que viva la CADE!
Esa es mi opinión.